Lámpara de Manises partida por el cuello

Nos llegó al estudio una pareja de lámparas de Manises que habían sufrido algún tipo de golpe o caída. 

El principal problema se encontraba en una de ellas: se había partido completamente por el cuello separándose en dos piezas y al golpease, la varilla metálica que lleva por dentro, tiró de la base de madera rajándola. La otra lámpara presentaba un ligero salto del esmalte. 

El trabajo se dividió en dos partes: por una lado la pieza cerámica y por otro la peana de madera.

1. Pieza cerámica: 

Era necesario realizar una consolidación de la pieza cerámica para que volviese a ser una sola pieza. Para ello utilizando el adhesivo adecuado, se encoló asegurando la correcta colocación de las piezas, se estucó y se metió un refuerzo por el interior de la lámpara. Cuando digo adhesivo adecuado, quiere decir que esta pieza jamás volverá a separarse por esa ruptura. Para que lo hiciese, tendríamos que hervir la lámpara en una cazuela. 

Una vez realizado este proceso y habiendo recuperado su forma, volvió a esmaltarse.

Me gustaría que entendierais que cuando una Manises se hace nueva, desde cero, cuando se esmalta, se utilizan barnices especiales que luego se cuecen a mil grados generando los efectos y aguas que veis en los colores. Cuando restauramos, no nos queda más remedio que sacar esos colores a mano e imitar esos efectos.

2. Peana de madera:

La peana, al haberse rajado, tenía las fibras de la madera expandidas sin posibilidad de volver "a su ser", a su sitio. Por eso, fue necesario rebajar esa fibras con bisturí, encolar con cola de carpintero y engatar para que volviese a su forma original. Adicionalmente, también se le puso un refuerzo por debajo. Se limpió y se repasó el oro de la policromía.

Una vez terminado este trabajo, se devolvieron a su dueña que las luces así de bonitas en su casa.